Entré en el curso de 5 Días de Estilismo de Moda Vogue College of Fashioncon la mente abierta pero un objetivo claro: perfeccionar mis habilidades de estilismo y profundizar en mi comprensión de la moda desde dentro. Como creadora de una marca que aúna estilo y salud mental, necesitaba algo más que inspiración: necesitaba sustancia.

Una de las cosas que más aprendí fue que el estilismo es contar historias. Es algo más que vestirse, es hacer una declaración. El poder de un look reside en su capacidad de comunicar algo real, y eso es lo que diferencia un buen estilismo de un gran estilismo.

El proyecto de grupo puso de manifiesto este punto. Se nos encargó reimaginar una prenda clásica. Mi compañera y yo elegimos la americana, inspirada en iconos como Coco Chanel e Yves Saint Laurent. El reto consistía en hacer que algo atemporal pareciera actual: sastrería nítida con un toque moderno. Ver cómo nuestra visión cobraba vida en el plató fue uno de esos momentos en los que todo encaja.

Elisabeth dirigiendo Classic's Shoot con la modelo Nyasunday Yak y el fotógrafo Ed Miles

Lo que más me sorprendió fue el ambiente de colaboración. Uno esperaría que un programa como éste fuera competitivo, pero no lo era en absoluto. La gente estaba realmente dispuesta a compartir ideas y a dar su opinión. No se trataba sólo de demostrar que tenías estilo, sino de explicar por qué algo funcionaba o no.

Los tutores eran profesionales, directos, perspicaces y no temían desafiarnos. Sus comentarios fueron específicos y constructivos, y nos empujaron a todos a afinar nuestra visión y a ser más precisos. Me fui con una apreciación más profunda del estilismo como lenguaje con sus propios códigos, reglas e infinitas posibilidades.

También tuvimos la oportunidad de conocer a gente de Condé Nast, lo que nos ofreció una valiosa perspectiva de cómo funciona el sector y lo que hace falta para tener impacto. Reforzó la idea de que crear una marca no consiste sólo en tener una visión, sino en comunicarla con claridad y eficacia.

Para aumentar la emoción, durante mi estancia en Londres se estaban celebrando las Vogue Conversations, y pude ver cómo entrevistaban a Martine Rose. Escuchar su perspectiva sobre la moda y la identidad fue una experiencia rara e inspiradora que profundizó todo lo que estaba aprendiendo en el curso.

Foto de la editora de Vogue Chioma Nnadi y la diseñadora Martine Rose durante las Vogue Conversations

Lo más destacado de la semana fue ver Vogue: Inventing The Runway, un espectáculo que capta la evolución de la moda como arte y declaración cultural. Fue un poderoso recordatorio de cómo la moda cuenta historias que resuenan más allá de la propia ropa.

Foto tomada durante el visionado de Vogue: Inventando la Pasarela

Para mí, el curso no consistía sólo en perfeccionar habilidades, sino en profundizar en mi comprensión de cómo se entrecruzan el estilo y la autoexpresión. Siempre he visto la moda como una forma de ayudar a las personas a sentirse más ellas mismas y a ganar confianza desde dentro. La experiencia del Vogue College no hizo sino reforzar esa creencia.

¿Lo recomendaría? Por supuesto. Pero sólo si estás dispuesto a cuestionar tus instintos, afinar tu visión y ver la moda a través de una lente más amplia e intencionada. No se trata sólo de tener buen aspecto, sino de hacer que signifique algo.

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